viernes, 30 de enero de 2015

Comunicado de la SCG ante la muerte de un trabajador en el astillero Armón


Desde la Sociedad Cultural Gijonesa queremos trasladar nuestras condolencias a los amigos y familia de Jorge Díaz González ante su fallecimiento. Consideramos que siempre es dura la muerte de alguien a la temprana edad de 45 años y lo es mucho más cuando el beneficio empresarial media en las circunstancias de tan terrible acontecimiento.


Lamentablemente es muy difícil calificar de casual o inexistente la responsabilidad de Armón en dicho fallecimiento. No es la primera muerte en este astillero de Armón, y son esta empresa y la subcontrata para la que trabajaba las que deben dar explicaciones ante la ciudadanía gijonesa, juzgados y todas las instancias en que se les requiera por su presunta, y parece que más que evidente, responsabilidad en dicho desarrollo de los acontecimientos. No es la primera vez que los sindicatos denuncian, en los juzgados y en la calle, las condiciones de seguridad del astillero; pese a esto, dicha empresa parece seguir desoyendo las peticiones de quienes reclaman el derecho a volver sanos y salvos a casa después de cada jornada. Las familias de estos trabajadores no pueden ser aterrorizadas con la idea de que éstos puedan perecer en el desarrollo de su trabajo. La política de aumento del lucro a costa de las medidas, tanto colectivas como individuales, de prevención es una aberración moral y debe de ser perseguida con dureza.

Es intolerable este acto de irresponsabilidad, de sordera premeditada ante las denuncias, que deja de nuevo a Gijón sin uno de sus vecinos. Es necesario que inspección de trabajo verifique y haga un mayor seguimiento a las empresas, y más en particular, a aquellas con accidentes mortales, cuyos trabajadores tengan un número alto de accidentes y/o desarrollen un número mayor de enfermedades profesionales. Este año se cumplirán 20 años desde la adopción de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, pese a esto la responsabilidad empresarial en los accidentes sigue siendo disimulada y la realidad de las empresas difiere mucho de un trabajo en condiciones de seguridad e higiene. Sigue habiendo accidentes y sigue habiendo corresponsabilidades de diverso grado que atraviesan desde la propias empresas hasta las instituciones encargadas del seguimiento y cumplimiento de la normativa.

No nos podemos quedar callados. Quienes, día a día, aportamos nuestro granito de arena para la construcción de una sociedad mejor, para aportar capacidad crítica a una ciudad, a un país, que necesita un soplo de aire fresco, también, en la cultura del trabajo actualmente imperante, decimos basta. Gijón no quiere seguir perdiendo a sus vecinos; los trabajadores del astillero de Armón no quieren seguir perdiendo a sus compañeros; la ciudadanía debe ser escuchada. Las instituciones deben exigir a Armón y a la subcontrata responsabilidades y comprometerse y comprometerlos a que apliquen las máximas condiciones de seguridad en sus centros de trabajo.

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